¿Cómo afrontar la charla del descanso?

Por | 4 junio, 2018

En el mundo docente es sabido que uno de los ámbitos más innovadores en cuanto a educación se refiere son las aulas de educación infantil. En ellas podemos observar cómo se implementan nuevas metodologías y estrategias didácticas que buscan maximizar el aprendizaje de los alumnos y adaptarse a los continuos cambios relacionales y tecnológicos que se produce en nuestra sociedad. El aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje colaborativo y cooperativo, el uso de las TIC y la asamblea como herramienta educativa, o la distribución de los alumnos (sentados en grupos formando un círculo en lugar de sentarse individualmente y de frente al profesor como se ocurría tradicionalmente) y el material (organizado referente a su uso o características y de fácil accesibilidad para ellos de manera que fomente su autonomía) en el aula son solo algunos de los ejemplos que podemos nombrar referentes a la innovación que se lleva a cabo en las aulas de educación infantil.

En el fútbol también puede suceder algo similar. La Liga Promise, que se disputa cada año y en la que participan los equipos sub12 de cada una de las canteras de Primera División de la liga española, a menudo nos deja detalles de los cuales podemos aprender mucho. Es el caso de la charla que mantuvieron en el descanso de las semifinales, donde se enfrentaban al F.C. Barcelona, los alevines del R.C. Deportivo de La Coruña con sus dos entrenadores (Roberto Veres y Luis Pastur).

En ella podemos apreciar los siguientes aspectos:

  1. La distribución de los jugadores y entrenadores, y su posición corporal: se distribuyen formando un círculo, tanto jugadores como entrenadores, lo que proporciona imagen de unidad e igualdad, proporcionando seguridad a los niños para exponer sus ideas. El primer entrenador se encuentra de cuclillas, por debajo incluso de los jugadores, lo que le otorga cercanía y enfatiza más si cabe la imagen de igualdad, siendo los niños, de este modo, más receptivos al mensaje de su entrenador.
  2. El jugador como protagonista del proceso: a pesar de su corta edad, desde un primer momento sus entrenadores realizan preguntas a los niños para que sean estos quienes describan los problemas que se están encontrando en el terreno de juego.
  3. Análisis y reflexión colectiva: a diferencia de las charlas tradicionales donde el primer entrenador habla y el resto escucha (jugadores y resto del cuerpo técnico), en esta es el segundo entrenador el que participa en un primer momento para hacer partícipe a los niños, preguntándoles y guiando sus pensamientos hacia la procura de soluciones a los problemas que ellos mismos están describiendo. Por último, es el primer entrenador el que sintetiza lo expuesto por todos y aporta soluciones a las cuestiones planteadas. De esta manera los niños se sienten coresponsables de las soluciones planteadas y las asimilan de mejor manera. La interacción entre todos los actores genera elementos muy positivos nada desdeñables a la hora de encarar el reto de afrontar la segunda parte del partido.
  4. Solución a los problemas descritos: encarar las situaciones de una manera propositiva proporciona seguridad y confianza al grupo, por esta razón podemos observar cómo primero comienzan analizando los contextos donde el rival les está causando problemas para seguidamente plantear las soluciones a estos. Haberlos señalado las situaciones conflictivas solamente hubiera servido para justamente lo contrario, minar el autoestima de los jugadores y acrecentar el sentimiento de inseguridad.
  5. Mensaje positivo para finalizar: al final del vídeo se escucha al primer entrenador, Roberto Veres, que les pregunta a los niños «¿A por ellos o defendemos?» sabedor de la valentía de estos, lo que hará que respondan «¡A por ellos!» y con lo que conseguirá dos objetivos: (1) terminar la charla con un mensaje motivante y positivo, y (2) hacerlos coresponsables a ellos de la decisión tomada.

Todo esto sucede en apenas dos minutos. Entre esto y cinco minutos es el tiempo máximo del que suelen disponer los equipos en las competiciones con partidos de corta duración. Estos se producen en las ligas de fútbol 7 y fútbol 8, además de los torneos desde sub 7 hasta sub 16; en juveniles suele haber ya un mayor periodo de pausa entre las partes ya que están son más extensas.

Otro claro ejemplo de cómo se deben encarar este tipo de charlas la pudimos observar en el prestigioso Torneo Internacional de La Liga Promises (también conocido como Torneo de Arona), que se disputa cada año en los últimos días de diciembre. En él se produjo una charla muy interesante entre los jugadores del Villarreal sub13 y su entrenador cimentada en los mismos principios que la efectuada por el R.C. Deportivo de La Coruña : (1) jugador como protagonista del proceso, (2) distribución en círculo de jugadores y entrenador, (3) análisis y reflexión colectiva, (4) solución a los problemas descritos (destacar el papel del entrenador como guía ya que mediante preguntas orienta la conservación con el fin de que sean los propios jugadores los que aporten las soluciones correspondientes, para posteriormente realizar una síntesis final que recopile las ideas fundamentales, con el objetivo de que estas sean absorvidas por todos), y (5) refuerzo positivo para concluir.

Por otro lado, uno de los principales objetivos del fútbol base debe ser fomentar el autoconocimiento y la autorreflexión del jugador, posibilitando de esta manera que sean conscientes de sus fortalezas y debilidades, con el objetivo de maximizar las primeras y minimizar las segundas. Igualmente, el autoconocimiento y la autorreflexión son la base para la autorregulación emocional y adaptación social, elementos de vital importancia para el desarrollo personal del individuo. Todo esto permite que el jugador sea capaz de abordar las situaciones que se le presentan de una manera más objetiva y analítica. Para desarrollar este tipo de habilidades en nuestras charlas, y siendo conscientes de que el jugador debe seguir siendo el principal protagonista, de que la distribución en círculo sigue siendo facilitadora y el mensaje final debe ser también positivo, podemos fomentarlo de las siguientes maneras:

  1. En base a los objetivos individuales planteados al inicio del partido: preguntarle a cada uno de los niños si los están llevando a cabo, qué dificultades se les están planteando y cómo pueden mejorarlo.
  2. Atendiendo a los objetivos colectivos: ser capaces de analizar uno por uno si han sido capaces de lograrlos individualmente y de no ser así cómo podrían hacerlo.
  3. También cabe la posibilidad de que el partido no se esté produciendo dentro del plano planteado al inicio del mismo, por lo que las preguntas deberán ir dirigidas hacia un análisis personal de lo que está sucediendo y lo que puedan aportar ellos mismos desde un plano individual a mejorar la situación.

Este modelo de charlas requieren de una mayor duración dado que preguntar a los jugadores uno por uno y reflexionar con ellos necesita de un mayor tiempo. Asimismo, el papel del entrenador debe seguir siendo el de guía, realizando preguntas que orienten la conversación y faciliten el descubrimiento.

En virtud de ello, cabe destacar la importancia de afrontar este tipo de charlas de una manera propositiva, donde se cree un clima de respeto mutuo entre entrenador-jugador-jugadores, fomentando la participación e interacción entre ellos, con el objetivo de evitar que cualquiera se pueda sentir juzgado (atacado), en un camino hacia la confianza e inteligencia colectiva.

Un deporte del que podemos aprender cómo realizar las charlas en pausas breves es el baloncesto. Recientemente pudimos ver cómo Pablo Laso, entrenador del Real Madrid de la Liga Endesa, interactuaba con sus jugadores de una manera muy clara y directa. Después de 3′ y 12″, cuando su equipo iba perdiendo de 8 puntos, pidió un tiempo muerto para expresarles lo siguiente:

Como podéis observar esta charla es totalmente contraria a las anteriores: solo habla el entrenador, los jugadores están un nivel diferente al entrenador (por debajo), no se plantean soluciones a los problemas, ni tampoco se termina con un mensaje positivo (solamente los jugadores se animan entre sí). El Real Madrid terminó ganando el partido contra Herbalife Gran Canaria por 88-70. Con ello no queremos decir que ese tiempo muerto haya sido la causa principal de la victoria madridista, pero si debemos preguntarnos cuánto de útiles son estas charlas, en qué momento deben realizarse, con qué frecuencia, partiendo de quién y hacia quiénes.

Desde nuestro punto de vista la utilidad de este tipo de charlas radica sobre todo en la frecuencia y el contexto en el que sean usadas. Deben ser la excepción y no la regla, es decir, no deben suponer la base comunicativa dentro de un equipo pero sí pueden ser útiles en momentos puntuales, ganando relevancia cuando provienen de un líder que previamente ha establecido una comunicación participativa, propositiva y de escucha activa al jugador.

En el lado contrario encontramos a Steve Kerr, entrenador de Golden State Warrios, que se dispuso a cederles la pizarra y el protagonismo a sus jugadores lesionados en el partido ante los Spurs, para que fueran ellos quienes decidieran el tipo de ataque y de defensa, proyectando así un liderazgo compartido, y sobre todo muchísima confianza en sus jugadores. El partido lo terminaron ganando por 46 puntos de diferencia. No es la primera vez que sucede en la NBA, han sido muchos los entrenadores que han sabido aprovechar el liderazgo y conocimiento de sus jugadores. Popovich llegó a ceder la pizarra a Manu Ginóbili para que diseñara la última jugada del partido. Los Spurs anotaron la jugada aunque esto ya es un tema menor para nosotros.

¿Supieron Kerr y el resto de entrenadores activar la tecla de la motivación y responsabilidad de sus jugadores? Parece que sí. Aunque las estrategias empleadas por estos entrenadores y Pablo Laso son contrapuestas, su eficacia reside en los mismos principios: la excepcionalidad y el trabajo previo. No producirían el efecto deseado si en cada tiempo muerto, en cada partido, el entrenador cediera la responsabilidad total a sus jugadores, mostrando así temor y falta de confianza en sí mismo para tomar decisiones, si les gritara siempre sin aportar soluciones tácticas, o si no hubiera un trabajo previo de confianza mutua, responsabilidad compartida y liderazgo democrático.

En este sentido, no debemos olvidarnos tampoco de una de las herramientas comunicativa por excelencia: el silencio. Bajo los mismos parámetros que los dos anteriores ejemplos podemos hacer uso del  silencio y el lenguaje no verbal en un intento por activar el botón de la responsabilidad y determinación de los jugadores por encarar de mejor manera las situaciones posteriores. Es un recurso más que debemos tener en cuenta. Saber cuándo y cómo utilizar cada uno hará de nosotros mejores comunicadores.

Volviendo al fútbol, si atendemos al tiempo del que disponemos en categoría superiores entre los periodos de juego, estos son de 15 minutos, salvo que la competición o los equipos (en un partido amistoso) estipulen lo contrario. En referencia a esto Xesco Espar (2017), campeón de la Copa de Europa como entrenador del F.C. Barcelona de Balonmano, nos ofrece una serie de pautas que nos parecen muy interesantes y con las que estamos muy de acuerdo a seguir durante este periodo:

  1. Fuera del vestuario (30% del tiempo total): es momento para reunirse con el cuerpo técnico y hacer una valoración colectiva de lo que ha sucedido hasta el momento en el partido previo a hablar con los jugadores:
    • Qué ha ido bien y qué mal.
    • Indicaciones de cara a la segunda parte.

Además, este tiempo será aprovechado por los jugadores para relajarse, beber/nutrirse, y bajar pulsaciones.

  1. Dentro del vestuario (70%): cuando ya estén sentados y hayan bajado pulsaciones los jugadores, nos dispondremos a entrar, con las ideas claras y afrontándolo de la siguiente manera:
    • En primer lugar, felicitar por aquellas cosas que han ido bien (15%) con el objetivo de generar confianza y facilitar que nos escuchen activamente.
    • En segundo lugar, señalar aquellas situaciones susceptibles de ser mejoradas (10%). Pero recordad, sin buscar culpables, simplemente con el fin de que conozcan qué elementos queremos corregir y proponer soluciones.
    • En tercer lugar (75%), realizar las indicaciones oportunas, siempre en positivo, y sabiendo que los jugadores no podrán recordar más de tres ideas.
    • Y para finalizar la charla, enunciar un reto o frase motivacional con el propósito de proyectar energía y ganas para encarar la segunda parte.

Asimismo Xesco Espar aconseja, acertadamente, seguir siempre un mismo guión a la hora de analizar y valorar el juego: la defensa, la transición defensa-ataque, el ataque y la transición ataque-defensa, siendo estas modificables en función de la claridad con la que percibamos dónde se encuentran las situaciones mejorables o a explotar. Estructurar el discurso de manera jerárquica facilita la comprensión y memorización de las ideas clave dado que, tal y como exponen Jeff Hawkins y Sandra Blakeslee en su libro «Sobre la inteligencia» (2005) el cerebro es jerárquico en su funcionamiento. Además, fomenta el análisis y la aportación de soluciones por parte del jugador. Participación e inteligencia colectiva (no solamente entre el cuerpo técnico) en pro generar un mejor escenario posible, que junto con la exposición de imágenes o vídeos que permitan visualizar y interpretar los comportamientos tácticos sucedidos, configuran lo que para nosotros enriquecería la propuesta realizada por el ex-entrenador del F.C. Barcelona. Deben ser secuencias de muy poca duración (apenas segundos), con el fin de que los jugadores no pierdan la atención. Seleccionadas en el tiempo previo a la entrada al vestuario, y no siendo estas más de una o dos por fase de juego o momento que queremos corregir o reforzar.

El «cono de aprendizaje» (Dale, 1969) y el «porcentaje aproximativo de los datos retenidos por los estudiantes según la actividad realizada» (Sáenz y Mas, 1979) nos muestran que aquello que se debate o se explica y aquello que se ve se aprende, y por lo tanto se retiene, de mejor manera que aquello que solamente se escucha. Por lo tanto, si el principal objetivo de una charla al descanso es encontrar soluciones a los problemas planteados por el rival y que estos sean llevados a cabo por los jugadores en el segundo tiempo, cobra más sentido si cabe el uso del vídeo y la participación colectiva en pro de la consecución de dicho objetivo.

Una figura retórica muy utilizada tanto en la comunicación política como en el marketing y que otorgará mayor poder de persuasión a nuestras palabras es el tricolon. Se trata del uso de tres palabras o partes de una frase de proporciones similares que le confieren mayor integridad, redondez y ritmo a nuestro discurso. En este sentido tanto la analogía como la metáfora resultan muy útiles para activar las emociones captando así la atención de los jugadores y aumentando las posibilidades de que recuerden nuestras palabras (D’Adamo y García, 2016).

Otra técnica de persuasión muy útil es la archiconocida técnica del sándwich, la cual consiste en formular un comentario crítico entre dos elogios, el primero con intención de que amplifique su atención y el segundo para minimizar los pensamientos negativos producidos por la crítica y proyectar expectativas positivas hacia el oyente. Un detalle de suma transcendencia y que apenas se tiene en cuenta a la hora de reforzar positivamente a una persona es no terminar el enunciado con las conjunciones adversativas «pero» o «aunque», ni con una oración negativa, ya que ambas eliminan automáticamente el valor de lo comentado anteriormente. Debemos usar la conjunción copulativa «y», proyectando un horizonte positivo y esperanzador hacia el cual dirigirse y que motive a los jugadores a esforzarse por conseguirlo centrado en la tarea en sí misma (proceso) y no el resultado. Por ejemplo: en lugar de decir «el centro de gravedad en la defensa del 1vs1 ha sido correcta pero la orientación corporal ha sido muy mala» debemos decir lo siguiente, «el centro de gravedad en la defensa del 1vs1 ha sido correcta y creo que podemos mejorar un poco la orientación corporal para dominar la defensa del 1vs1».

Este enfoque produce la segregación de dopamina en el cerebro, el neurotransmisor encargado de regular la motivación y la perseverancia en la acción. Además, la acción de superación provoca a su vez la liberación de más dopamina mejorando así la atención y la memoria. En cambio si generamos un ambiente fundamentado en el miedo aumentaremos los niveles de adrenalina y cortisol generando así inhibición para experimentar y falta de perseverancia (Ligioiz, 2015). Estrechamente ligado se encuentran el Efecto Galatea (Bandura, 1977), referente a las expectativas que tengo sobre mí mismo, y el Efecto Pigmalión (Rosenthal y Jacobson, 1968), referente a las expectativas que tengo sobre los demás. Ambos poseen gran influencia en el desarrollo del proceso y el resultado del mismo viendo aumentadas notablemente sus posibilidades de éxito. 

Para terminar, y a modo de resumen, sintetizaremos todo lo comentado anteriormente en el siguiente cuadro:

Referencias bibliográficas:

  1. Bandura, A. (1977). Self-efficacy: Toward a unifying theory of behavioral change. Phychological Review, 84(2), 191-215.
  2. Edgar, D. (1969). Audio-Visual Methods in Teaching, 3rd ed., Holt, Rinehart & Winston, New York, 108.
  3. Espar, X. (2017). La charla de media parte. Canal de youtube de Xesco Espar. Recuperado de: https://goo.gl/Fmc4v5.
  4. D’Adamo, O. y García, V. (2016). Comunicación Política: narración de historias, construcción de relatos políticos y persuasión. Comunicación y Hombre, (12), 23-39.
  5. Hawkins, J. y Blakeslee, S. (2005). Sobre la inteligencia. Espasa.
  6. Ligioiz, M. (2015). La educación, una cuestión muy seria. Una mirada hacia la dopamina. En A. Forés, J.R.. Gamo, J.C. Guillén, T. Hernández, M. Ligioiz, F. Pardo y C. Trinidad (eds), Neuromitos en educación. El aprendizaje desde la neurociencia (109-128). Barcelona: Plataforma actual.
  7. Rosenthal, R. y Jacobson, L. (1968). Pygmalion in the classroom. The Urban Review, 3(1), 16-20.
  8. Saenz, O. y Mas, J. (1979): Tecnología educativa. Manual de medios audiovisuales. Zaragoza, Edelvives.

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